Anécdotas
Anécdota 1.: El ejemplo de la mamá Isabel. Como todas las nietas y nietos de la mamá Isabel, mi mamá, Mariela Duque Correa es una persona educada en el ejemplo y personalidad de esta abuela y madre, que lo fue no solo de sus hijos, de los hijos anteriores del papá Castor, sino también de los nietos que albergó tras el triste fallecimiento de dos de sus jóvenes hijas. Esa abuela fue modelo y guía del recto proceder en la vida.
Las máximas sobre la vida misma y su practicidad, fueron heredadas de la mamá Isabel, ya que fuera de los comentarios, como en el caso de Clara correa, se dijo que ella fue una lumbrera como estudiante en la Normal Antioqueña, que era excepcional educadora en el kínder de la señorita Clara, también se supo que fue exquisita escritora, con preciosa correspondencia epistolar con su gran amiga Mariela Sosa. Nada quedó de esas alabadas letras escritas. ¿Por qué?
Pues porque la tuberculosis fue una de las causas que se propagaron como causante de la muerte de Clara Correa y entonces, por temor al contagio, destruyeron todas las cartas y escritos que ella guardaba. Tanto fue así que, mi abuelo Eleázar Duque, se vio forzado a liquidar su almacén en Fredonia pues nadie volvió a comprarle por temor a la tuberculosis.
Frases que recuerdo mi mamá repetía, como enseñanzas de la mamá Isabel, fueron: *Luego de almorzar o comer, ni una letra leer.- *Cuando vayan a un restaurante pidan los menús que conozcan pues, por impresionar con viandas de nombre extranjeros, se llevarán malas sorpresas.
Relataba mi mamá que cuando el abuelo Cástor se retiró de su negocio en la agencia de café y su vista se hizo borrosa, lo recuerda sentado junto a una ventana y la mamá Isabel a su lado, leyéndole sus libros preferidos ya que ella conservaba su visión perfecta.
Anécdota 2: Mi mamá quedó huérfana de madre a la edad de 8 años, con 3 hermanos menores, por el fallecimiento de mi abuelita Clara Correa Restrepo. Desde ese momento, a esa edad, mi mamá se obligó a madurar, pues siempre consideró que ella era el remplazo de su madre y, por tanto, madre de sus hermanos y hermana. Ellos siempre, año tras año, la felicitaron y le llevaron regalos el Día de la Madre.
Fallecida su hija Clara, casi al tiempo con el fallecimiento de su también hija Isabel, la mamá Isabel acogió en su casa a los 4 nietos hijos de Clara, así como a Isabelita y Luz, hijas de Isabel. No obstante, Eleázar, el padre de los niños Duque Correa, decidió llevar por un tiempo a Marinilla donde vivía sus padres, a mi mamá, Mariela que era la mayor y a Gabriel, el menor de todos.
La mamá Isabel quería que dejaran a su cuidado a todos sus nietos y cuando muy temprano, en la mañana, mi abuelo Eleázar se presentó en el taxi, (tal vez el taxi de Barreneche), a llevarse sus dos hijos, mi mamá aún recuerda con dolor, cómo la mamá Isabel, todavía en piyama, salió a la acera de su casa a rogarle a Eleázar que le dejara todos los niños.
Cuenta mi mamá que él le respondió: Doña Isabel déjeme llevarlos que yo luego se los traigo, pero ahora necesito estar con ellos dos en casa de mis padres un tiempo. Y se los llevó dejando consternada a la mamá Isabel.
Anécdota 3: De Cástor hijo. 3.1-Recién que quedó huérfana, mi mamá vivió en Marinilla un tiempo con sus abuelos paternos como he indicado. Un buen día, en Marinilla, llegó un vehículo con unos señores ingenieros que fueron a analizar el terreno para una carretera a ese municipio. Entre esos ingenieros estaba Cástor Correa Trujillo quien, en el pueblo, reconoció a su sobrina y, emocionado la cargó, la montó en el carro con los ingenieros y la llevó a recorrer los terrenos que debían visitar, diligencia que tomó unas largas horas. Mi mamá, una niña, almorzó con ellos y estuvo feliz con su tío Cástor. Al final de la tarde él la regresó a su casa y partió con su comitiva. Como podrán imaginar, la familia Duque estuvo consternada pensando que se había robado a la niña y, todos los allegados en el pueblo, conmocionados. Pues la queja llegó hasta Fredonia y al tío Cástor le tocó regresar formalmente a Marinilla a pedir disculpas a la familia Duque y explicar que, por la emoción de encontrar a su sobrina, recordando su querida hermana, no tuvo la precaución de informar que la llevaría con él a la visita al terreno.
Anécdota 4: Cuenta Mariela Duque que viajando la mamá Isabel en tren, trabó conversación con un político que iba en el mismo tren y, quien luego comentó, que había viajado con la mujer más culta y de mejor conversación que había conocido.
Anécdota 5: Juan Crisóstomo Correa, padre de José Cástor Correa Correa, en 1.915 fundó en asocio de “Ismael Correa y Cía., Jesús y Sinforoso Correa y otras personas, la sociedad “Correas Botero y Cía.” con el fin de administrar las rentas de licores tanto de Amagá como de Angelópolis, Armenia y Ebéjico.
Anécdota 6: La mina Córdoba en Segovia. En el libro Diccionario Biográfico y Genealógico de la élite antioqueña y viejo-caldense cuyo autor es Javier Mejía, se precisa que José Cástor Correa Trujillo nació el 2 de septiembre de 1.893, en la mina Córdoba, en el municipio de Segovia. Indica además que sus padres se radican luego en el municipio de Fredonia, dedicados al cultivo y compra de café y allí hace sus primeros estudios.
Anécdota 7: Enrique Correa. Enrique, a principios del siglo XX decidió viajar a hasta Francia, en esa época de viajes en barco a un continente realmente lejano, para estudiar medicina. A su regreso, ante el triste fallecimiento de dos de sus hermanas, clara e Isabel, entró en crisis cuestionando lo aprendido en sus estudios. Decidió entonces ejercer caritativamente la medicina atendiendo de caridad a quien lo requería y asistiendo en el hospital de Venecia en cuya portada existe aún actualmente una placa de reconocimiento por su labor.
Anécdota 8: Juan Correa. 8.1. Son recordadas las historias familiares sobre la fuerza física de Juan y su fuerte temperamento. Él se dedicó a la administración de las fincas del Papá Castor, donde pasaba largos períodos. Se dice que, recorriendo una de las fincas en un potro, el animal rehusó cruzar un riachuelo y entonces Juan desmontó del mismo, lo cargó y lo cruzó a la fuerza. 8.2. También contaban sus hermanas que, cuando llegaba a la finca San Lorenzo donde temperaban los abuelos con los nietos y nietas en vacaciones, Juan se anunciaba golpeando las paredes en los depósitos que había en el primer piso, lo que hacía estremecer toda la casa como si fuera un temblor de tierra. Aunque no sea anécdota, fue envidiable la suerte de Juan al haber contraído matrimonio con Bertha Mejía. La recordamos con esa dulzura de temperamento siempre, en su casa de San Joaquín, en compañía de La Trigueña y esa hermosura que fue Emilia Correa.
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